UN IMPARCIAL VISTA DE DEVOCIóN ADMIRABLE DE LOS 7 DOLORES QUE MARíA SANTíSIMA SINTIó EN LA VIDA Y MUERTE DE SU AMADíSIMO HIJO

Un imparcial Vista de Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo

Un imparcial Vista de Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo

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¡Purísima Virginal y angustiada Raíz! Asombrado y condolido os contemplo al pie de la cruz en donde expiró para darme vida Redentor mi adorable redentor, bebiendo toda la amargura de su cruenta inmolación.

7. «He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo

Señor mío Cristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi Señora la Virginal María al saber la crueldad con que Herodes intentaba quitarte la vida y por los trabajos que padecísteis en el camino y destierro a Egipto: por este dolor te pido una santa resignación en todas las tribulaciones que te dignes enviarme.

¡Ah! ¡cómo debisteis sin embargo calcular entonces toda la grandeza y acerbidad de los dolores que había de sufrir vuestro tierno corazón! ¡cómo visteis luego entonces a vuestro dilectísimo Hijo desangrado y sediento en el ara de la santa cruz, sin poderle adivinar el mas insignificante lenitivo vuestro maternal afecto, sumiso y resignado a los decretos severísimos del inmarcesible Padre!

¡Oh Madre, tan afligida! Luego que en la persona del apóstol Santo Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración.

Meditar los siete Dolores de Nuestra Madre Santísima es una modo de compartir los sufrimientos más hondos de la vida de María en la tierra.

Apenas llegado el divino Isaac Redentor a la cumbre del Calvario, sitio destinado para el sacrificio de su infinito inclinación, cargado con el enorme peso de la cruz, llagado, cansado y sin aliento, sin concederle descanso ni alivio alguno, le arrancan los crueles verdugos la corona de espinas para retornar a hincársela luego con más crueldad; le quitan en seguida sus vestiduras, rasgando y abriendo más y más con esto las innumerables llagas y heridas de que estaba cubierto su santísimo cuerpo, le tienden sobre la cruz, le dislocan con la veterano violencia sus miembros, le clavan de pies y manos en la cruz, y la enarbolan en presencia de Jerusalén, a vista del gloria y de la tierra, para que sean testigos de su ignominia. A todo esto, estaba presente la desolada Virgen, madre del más sobresaliente y puro aprecio.

En los enlaces proporcionados se dice que están aprobadas estas devociones, por lo tanto no hay problema alguno. No conocemos las alabanzas que usted menciona, pero su nombre parece indicar que es algo bueno.

Se reza un Padrenuestro y siete Pájaro MaríTriunfador por cada dolor de la Virgen. Al mismo tiempo le pedimos que nos ayude a entender el mal que hemos cometido y nos lleve a un verdadero arrepentimiento.

a aquellas almas que la honren y acompañen diariamente, rezando siete Ave MaríFigura mientras meditan en sus lágrimas y dolores:

Lágrimas de oración: de la Madre que eleva su oración suplicante por los que no rezan, por los que están obstinados y cerrados para no escuchar a Altísimo.

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

7. "He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la ventura eterna aunque que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo será su consuelo y Gozada infinito."

Asísteme en todas mis acciones, sobre todo en la hora del sufrimiento y en Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo la hora de mi muerte, a fi n de que, viviendo en la constante fi delidad a tu servicio, pueda merecer por la imitación de tus virtudes, participar eternamente de tu ventura y de tu gloria en el paraíso posteriormente de haberme unido a tus dolores en esta tierra. Vencedorí sea.

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